miércoles, 20 de junio de 2012

Flan de coco


Conocí a mi novio hace más de un año, gracias a varios amigos en común,  hizo falta un par de cenas por el centro, unas cuantas cañas y algún concierto que otro, para que me “rindiera a sus encantos”.
La verdad es que, desde el primer momento todo fue sobre ruedas. Como todas las parejas que se acaban de conocer, nos pusimos al día de nuestras aficiones, ilusiones, hobbies, comida favoritas, playa o montaña… ¡vamos lo típico!



A las dos semanas de empezar a salir, un domingo cualquiera, me llamó por teléfono y me preguntó: “¿Qué haces?,  le contesté: “Aquí en casa con dos amigas tomando el sol” y su respuesta fue: “En un rato estoy ahí”.

Esta conversación la habéis podido tener 5000 de veces, pero el dato que pasé por alto, (por pensar que era obvio) era que estaban mis 14 sobrinos en casa con mis hermanos, cuñados y padres.  Supuse que él lo sabría porque ¡TODO EL MUNDO SABE QUE EN MI CASA SIEMPRE HAY GENTE!, pero dió la casualidad que después de dos semanas saliendo el chaval  ¡NO LO SABÍA! (no me lo explico todavía…). En mi defensa diré que en ningún momento le mentí, estaba tomando el sol con dos amigas en la piscina de mi casa...

Total, que ahí se plantó, entró en casa y empezó a ver niños, que además se le abalanzaban cual monos preguntándole si quería jugar con ellos, al ver el panorama, su cara tornó de blanco nuclear a transparente en unos pequeños segundos y fue justo, en ese instante cuando caí en mi pequeña metedura de pata…  Quería solucionarlo como fuese, que empezase a sentirse cómodo, así que encontré la solución. ¡Mi madre es una excelente cocinera y ha preparado un flan de coco exquisito! Por tanto, delante de mis amigas y mi madre le pregunté: “¿Quieres un poco de flan de coco que ha hecho mi madre esta mañana?”, obviamente reaccionó  asintiendo y sonriendo.  


Notaba que su cara no tornaba de transparente a blanca y la verdad que no entendía el por qué, hasta que justo me vino a la cabeza…” ¡Eureka!, me dijo hace unos días que el UNICO alimento que aborrece es el COCO“.  Desde ese instante, intenté persuadirle para que no se lo tomase, pero ante la atenta mirada de mi madre, que con cara de orgullosa cocinera le miraba mientras ingería tremenda exquisitez, ya no había marcha atrás, solo quedaba sonreír y aparentar que no había alimento más rico en la faz de la tierra. 
Y SI, se lo comió enterito, sobrevivió a una tarde con la jauría de niños, al coco y a una subida de pulsaciones importante (esto no lo aseguro pero lo intuyo) …  y SI, también sé lo que estáis pensando,  que cómo no me mandó a paseo ese mismo día… ¡PUES  MILAGROSAMENTE NO LO HIZO!



 Hasta aquí la historia de la primera vez que mi novio vino a mi casa  Otro día os contaré la primera que fui yo a la suya porque tampoco tiene desperdicio.

Y colorín colorado…

1 comentario:

  1. jajajaja me parto, aunque más me voy a reir cuando cuentes tu primera vez en su casa!!! este uge lo que vale!!!

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