Llegó la hora de presentarme oficialmente: Me llamo Macarena,
nací en Madrid hace 25 años y soy la pequeña de 9 hermanos, y a día de hoy, tengo 14 sobrinos.
Tener una familia grande ha sido una experiencia muy
enriquecedora en mi vida, creo que hay muchas pautas que no necesitas que nadie
te explique, surgen solas y, dentro de las claves de supervivencia en este tipo de familias, está el aprender que el
juguete de tu hermano es TU juguete y si no te lo deja se lo quitas (“compartir
es quedarse sin nada” dijo una sabia), también aprendes a comer los huevos con
patatas fritas en 5 microsegundos porque si no, se lo comerá el de al lado, y,
como en toda gran familia, o gritas bien fuerte o nadie te escucha. Por eso, si
algún día conocéis a alguien que come “ultrarápido”
y al hablar, chilla todo el rato, no es que tenga un problema, es que tiene
muchos hermanos.
Hay que tener en cuenta que en una GRAN familia como la mía, hay una jerarquía estricta que hay que respetar
como: “el mando de la tele le pertenece al mayor SIEMPRE”; en los viajes largos
“los pequeños al suelo de la furgo”; “si hay churros de desayunar o te levantas
pronto o acabarás desayunando sobaos que mamá compró en Macro hace dos meses”
(para esto solo el inciso que las gemelas eran las expertas, se levantaban
pronto, se comían todos los churros y luego volvían a la cama a pasar la
resaca…¡cuánto he aprendido de ellas!).
El espíritu del reciclaje es un pilar básico y necesario en
mi familia. Dentro de los lemas de mi madre se encuentran los siguientes: “los
vaqueros de Carrefour que han pasado por tus 8 hermanos con un parche estarán
como nuevos” o bien, “Los bolígrafos de publicidad son muchos mejores que esos
rotrings maravillosos que tienen tus amigas en 10 colores”.
La vida en “Villa Nocito” era maravillosa para “la pequeña”
de la familia. Todos mis hermanos siempre pringando, llevándome y trayéndome de
todos los sitios; las broncas nunca eran para mi, porque siempre había algún
mayor que llevarse la culpa; mi madre siempre compraba alguna chorradita cuando
iba a la compra para las pequeñas de la casa. Todo tenía la armonía que debía
tener hasta que, un 16 de Noviembre de 2000… ¡llego mi primera sobrina al mundo!
Al principio la idea me entusiasmó, todo eran carantoñas y risas para la
pequeña, incluso mis padres cambiaron y se hicieron mucho mas tiernos y
cariñoso, pero lo que no me daba cuenta era que el ciclo de la vida en casa
estaba cambiando….
Empecé a sospechar la primera vez que pregunté “¿Quién me
viene a recoger a But tarde?" Y la
respuesta que obtuve fue “¿No hay autobuses o qué?”, también empezó el ciclo
“¿Maca, el Viernes que plan tienes? ¿No te vendrías de canguro de la enana que
nos queremos ir a cenar por ahí?”. Pero lo peor de todo era que de forma mágica
aparecieron tres botes bien grandes en la cocina… ¡llenos de chucherías!! ¡¡A
BUENAS HORAS!!. Justo en el momento que
mi acné juvenil y las cartucheras empezaban a brotar y ya no podía ni oler esas
malditas gominolas calóricas. Me sentí indignada, toda una vida gestionando mi
paga de 100 pesetas semanales para comprar “chuches y cromos”, para que llegue
una enana que babea y solo hace “pis y caca” y se lleve todos los honores,
vamos, ¡una injusticia en toda regla!.
Tiempo más tarde, ya con un puñado de sobrinos, estaba un
día en la cocina con alguna de mis cuñadas y una pequeñuela rondando por la
zona, cuando hablando con mi cuñada de calentar un potito en el microondas…
–“¿Cuánto tiempo meto el potito en el microondas?” pregunté, mientras la niña,
que rondaba la cocina jugando con una especie de elefante con cuatro ruedas, me
miró y con cara de rabia y gritando de furia me dijo…
“-¡¡No es TU-croondas es MI-croondas!!”.
Ahí estaba la clave de todo, los ciclos cambian, las
familias crecen y, un día eres “la princesa” y al día siguiente hay una mocosa
que “mola más que tu” y se lleva todas las atenciones. Pero cada uno aprende a
tener su rol y sinceramente, estoy encantada. Ahora he pasado de ser “la
pequeña” de la casa a ser “la heroína” de mis sobrinas. Quieren vestir como la tía
Maca, bailar como la tía Maca e irse de compras con la tía Maca…
Ya para concluir la historieta de hoy, solo queda decir que…
¡Siempre habrá alguien que necesite el “mi-croondas” más que tu!
Y colorín colorado la anécdota de hoy ha finalizado
Maca!! me encanta tu blog!!
ResponderEliminarun beso grande
adri
Que grande!!!!!!!! jajajajaja!
ResponderEliminarBrutal!,!! Jajajajjaja
ResponderEliminarBel
Tienes talento, Macarena. No dejes de escribir. Te miraré por el ojo de la cerradura
ResponderEliminarMuchísimas gracias Don Enrique. Espero que disfrute con las anécdotas que iré contando.
Eliminarhahahah Maca que historia más buena! Sigue escribiendo que yo te iré siguiendo!
ResponderEliminarUn abrazo bonita
Marta
Genial, Maca! Te sigo!
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