jueves, 30 de agosto de 2012

Los Motes


Lo primero de todo, espero que hayáis pasado un buen veranito, siento no haber escrito estas últimas semanas, pero he decidido aletargarme hasta casi el punto del “encefalograma plano”, os dejo una fotito para daros un poco de envidia :)



Hoy me decanto por otra de mis anécdotas célebres durante mi estancia de Erasmus. Como ya introduje en una de mis entradas, mi año en la Universidad de Utrecht me hizo aprender, madurar y sobre todo, meter la pata como nunca antes lo había hecho.

Corría el de mes de Mayo de 2008 cuando solicitamos nuestro Erasmus con la idea clara de “vamos a vivir como Reyes y estudiar lo mínimo”, finalmente quedamos tres seleccionados y con toda nuestra ilusión hicimos las maletas a finales de Agosto hacia ese país maravilloso llamado HOLANDA.

Llegamos un 2 de Septiembre a una facultad de fachada roja llamada “Minnaert” con cara de atontados y sin saber muy bien donde ir, una vez encontramos nuestro aula, entramos y “fichamos” el panorama que nos iba acompañar en los próximos 10 meses, se puede resumir en: “todo rubias altas de ojos azules todas con tacones y hombres engominados”. ¡La cara de felicidad de mis compis no podía ocultarse!


Todas las clases eran en inglés, pero todos los estudiantes eran de Holanda, así que nos fuimos aislando a ultima fila, la de “los raretes” de España y, como los nombres holandeses son prácticamente imposibles de pronunciar, comenzamos a poner motes a todos los de clase: en primera fila “la empollona” (aquella que te preguntaba dudas a mala idea en las presentaciones de clase, incluso sabiendo ella la respuesta); “la guapa” (con 1,85m de altura y ojos verdes); “la gordis” (creo sería ofensivo explicar por qué le llamábamos así) y por último el simpático de “pelo graso”. Para entender este último mote tengo que explicar que en Holanda, los hombres se ponen tanta gomina hasta que llega a su punto de saturación y se hacen “chorretes” en el pelo, de tal manera que parece que continuamente está sucio. Bien, dicho esto, diré que “pelo graso” era de los más majetes de clase, nos saludaba por las mañanas, si teníamos algún problema nos ayudaba, el chaval en resumen nos caía bien .Para que no parezca que éramos muy crueles poniendo motes, a nosotros mismos nos autodenominábamos “los tontogs”, porque no salíamos de una para meternos en la siguiente…

Los meses pasaban, las asignaturas empezaban a ser pesadillas (Nunca JAMÁS he estudiado tanto como de Erasmus y no miento), y nos íbamos sintiendo más cómodos en nuestro hábitat, de tal manera que , como nadie nos entendía, nos sentíamos con la libertad de hacer comentarios en alto entre nosotros "Mira la empollona ya hace preguntas trampa al profesor”; “Pelo graso ha llegado tarde, el chaval cada día con más gomina”...


Un buen día, llegamos al laboratorio de rocas ígneas y nos dispusimos a hacer la práctica correspondiente. Como siempre, al final de la clase los españoles y, sorprendentemente, “pelo graso” en nuestra fila, concretamente a mi lado. Empezamos la práctica y como a mitad de la clase “pelo graso” me pregunta en PERFECTO CASTELLANO… “¿Estás contenta con esta asignatura? ¿Qué tal la universidad te gusta?”, en ese momento miro a Diego y a Pablo y los tres palidecemos, tras unos segundos callados le preguntó -¿SABES ESPAÑOL?, a lo que contesta –“Estuve dos meses en Granada un verano y lo aprendí”… ¡DOS MESES SEÑORAS Y SEÑORES había necesitado para hablar español PERFECTO! Y lo mejor de todo ¡¡LLEVÁBAMOS DOS MESES LLAMANDOLE PELO GRASO A LA CARA!!


 Así que, procurando mostrar “tranquilidad y buenos alimentos” como diría mi padre, continuamos una conversación en español con nuestro único amigo de clase, mientras nos contaba cómo aprendió en solo dos meses nuestro idioma (y yo necesité 10 meses... qué mal repartido está el mundo).

Como conclusión diré que sobrevivimos, y al final creo que con la cabeza bien alta. Hicimos buenos amigos y aprendimos otro método de trabajo y, por supuesto, no volvimos a hablar de nadie en alto, que nunca se sabe quién ha podido hacer un curso de CCC en 2 días y aprender español para luego irse de vacaciones a la Costa Brava.

Y colorín  colorado...