jueves, 26 de julio de 2012

¿Has visto lo que tienes en la cabeza?

Como ya conté en entradas anteriores tengo una familia grande y desde hace muy poco ya 15 sobrinos. La llegada de los niños nos cambió a todos, aprendí que mis tacones son parte de los disfraces, mis pintalabios y sombras un básico en la estética de mis sobrinas, y nada mejor que hacer gimnasia saltando en la cama de la tía Maca.



La verdad que nos ha costado a "ambas partes" poder disfrutar en "casa de la abu" sin que signifique la destrucción masiva de mi armario. Ahora, por ejemplo, tienen la decencia de preguntar antes. "tia Maca voy a por unos tacones a tu armario, pero de los que ya no te pones"  así que con unas ligeras normas de convivencia todos podemos disfrutar de un domingo sin sobresaltos.

Hace un par de años, tal día como hoy, fui a la peluquería para sanear mis puntas y poder sobrellevar el verano, así que, con el único miedo de que me cortasen más de la cuenta, fui a una peluquería que acostumbro ir para pasar este pequeño trámite. Llegué al lugar, me pusieron la bata, me lavaron el pelo y la pregunta de siempre "-¿Como te lo corto?", "-Dos dedos como siempre, solo sanear".





La peluquera (que justo ese día no era la que acostumbraba a cortarme el pelo),empezó a poner cara de susto y asco a la vez, yo seguía leyendo el "Hola", probablemente el último posado de Ana Obregón del verano, cuando ya, tras varios caretos y gestos negativos hacia mi pelo, emitió con tono que todo el mundo pudiese oírlo "¿Has visto lo que tienes en la cabeza?, contesté tímidamente que no, a lo que continuó aumentando el tono "¡ESTAS LLENA DE PIOJOS!". En ese momento, me acordé de los angelitos de mis sobrinos acicalándose en mi baño y lo único que se me ocurrió fue decir la verdad... "Es que mire, tengo muchos sobrinos y acostumbran a usar mi peine cuando yo no estoy", pero ella, no le convenció ni enterneció mi argumento y me dijo con voz firme y seca: "-Esto lo corto, pero no te lo pienso secar".



Salí con mi pelo mojado, sintiendo vergüenza y frustración ¡¡ La última vez que había tenido piojos podía tener como 8 años!! así que arranqué el coche y fijé mi próximo destino: LA FARMACIA.

Entré en la de siempre, la farmacéutica, que es amiga, me preguntó:

 -"¿Que vienes a buscar?"
- "Una loción antipiojos"
-"¿Otra vez los sobris con pipis?" En ese momento decidí que el bochorno había sido suficiente , así que contesté:
-"La verdad que si, ya no sabemos que productos usar, es horrible así que dame lo más agresivo que tengas".

Salí de la Farmacia con mi loción dispuesta a asesinar a esos bichos asquerosos que habían decidido anidar en mi preciosa cabellera, y entre la loción y un bote de mi vinagre que mi madre seguirá buscando por el armario pude con ellos y los eliminé.

Mi conclusión  es positiva, los niños llegan de alegría una casa y disfrutamos todos de ellos, y la verdad ¡¡Qué todo lo malo se pueda solucionar con un bote de loción antipiojos!!

Y colorín colorado...



1 comentario:

  1. yo vivo con ese miedo..nunca me ha pasado, pero se que se acerca el día. Ya ni siquiera acerco mi cabeza a la de ninguno de mis sobris, no vaya a ser que me salte alguno...ahora me pica todo!!!!

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