Antes de nada, diré que ésta anécdota me la contaron de
primera mano y es CIERTA (los nombres obviamente me los he inventado).
Los señores González, un matrimonio joven, acababan de tener
su esperado y deseado bebé llamado… “Pepito”. Estaban felices y entusiasmados,
y , su mayor satisfacción era ponerle el faldón de los Domingos al enano y
sacarle a pasear para que todo el mundo viese lo primoroso, gordo y bonito que
era “su Pepito”.
Un buen día, sus íntimos amigos, “los Vázquez” les llaman
por teléfono para darles la enhorabuena por la buena nueva, y claro, con toda
la ilusión invitaron a “los Vázquez” para que conocieran al bebe. Los amigos,
con toda la alegría fueron al “Gocco” más cercano a su casa para comprar un
detallín al recién nacido y una tarta para la mamá. Así que llegó el momento de
la visita al dulce hogar de los González…
- “Ding dong, ding dong”…
-“Manolo, abre la puerta mientras peino y pongo colonia al
niño, que han llegado los Vázquez”.
Manolo abre la puerta:
-“qué ilusión que hayáis venido, pasar al salón, pasar por favor
no os quedéis en la puerta…”
Total, que ahí se juntan todos, los González y los Vázquez
se reúnen en torno a Pepito para alabar las cualidades del pequeño:
- “Pero qué ricura de niño, de verdad que no podía ser más
guapo”. “¿Te duerme bien toda la noche”.
-“si si, es un
santito”
-“Pues qué suerte porque mi manolín no sabes que noches me
hacía pasar, y encima es guapo, pero guapo eh?”.
La conversación sigue hasta que mama González se da cuenta
que pepito se ha hecho “popo” y se van el marido y ella a cambiar al bebe.
Los Vázquez se quedan solos y deciden decir la VERDAD (pero
con saña): “¡Pero será feo el niño!”, y continúan insistiendo “¡no me creo que
lo paseen alegres, deberían tenerlo escondido, menudo niño mas feo!”.
El uno al otro se van animando y las criticas van en
aumento, hasta que los González aparecen rojos de ira y les dicen “¡¡¡¡FUERA DE
NUESTRA CASA!!!”. Los Vázquez asombrados preguntan “¿Pero por qué, si aun no
hemos tomado la tarta?”, a lo que contestan los González a voz en grito: “Lo
hemos escuchado todo por el Walkie, que poca vergüenza tenéis, ¡¡¡venir a
nuestra casa a criticar a nuestro hijo!!!!”.
Así que los Vázquez se fueron… ¿Qué otra opción les quedaba? Un puñetero
aparato que sirve para escuchar el llanto del bebé les había cazado de lleno, ¡les
había costado una humillación y una amistad!
Muchas veces nos preguntamos si las nuevas tecnologías son
un avance o nos están limitando la vida privada, el razonamiento o la memoria…
pues bien, no entraré en ese debate, simplemente que ¡hay que estar al tanto de
los pequeños detalles antes que nos jueguen una mala pasada!
Y colorín colorado…
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